domingo, 26 de junio de 2011
Los perros de la guerra
Ilustración para el artículo ¿Qué pasa con los especuladores de la guerra en Sudamérica?, de Javier Gárate, facilitador del Programa de No-Violencia de la Internacional Resistentes a la Guerra (IRG- WRI) en Santiago de Chile. Periódico El Libertario, Caracas, Vzla.
"A pesar de lo que se pretende mostrar, Sudamérica no es la excepción cuando hablamos del complejo industrial - militar (la relación entre gobiernos y la industria armamentista en favor de esta última y con claras consecuencias de una carrera armamentística sin final), aunque no se manifieste tan brutalmente como en los Estados Unidos, la presión de la industria bélica en la política es incuestionable, sino ¿cuál sería la justificación para todo el derroche en armas? El subcontinente lleva años sin guerras entre países, aunque si ha existido un aumento de las tensiones, principalmente entre Colombia y Venezuela. La retórica militarista dirá que esto es gracias a la política disuasiva de las Fuerzas Armadas, con su recurrente afirmación bélica: “armarnos para la paz”. La verdad es que la reducción de la conflictividad no es a consecuencia de la capacidad disuasiva militar, sino producto de muchos factores, entre ellos, la inter-dependencia económica motivada por el libre mercado. Sistema que a pesar del discurso progresista dominante, es el común denominador en la región. (...) Justificaciones para el aprovisionamiento armamentista no faltan, mas bien sobran. En los últimos años, la mayoría de los países de Sudamérica han argumentado que el incremento de su gasto militar se debe a la necesidad de renovar material ya obsoleto. ¿Justifica esto, su aumento en 150% en la región los últimos seis años? Durante este periodo, se pasó de 24.000 millones de dólares a 60.000 millones de dólares, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS). El incremento ha sido sostenido en toda la región, los países con mayores gastos militares son: Brasil (27.124 millones de dólares); Colombia (10.005 millones de dólares); Chile (5.683 millones de dólares); Venezuela (3.254 millones de dólares); Argentina (2.608 millones de dólares)."
Javier Gárate, ¿Qué pasa con los especuladores de la guerra en Sudamérica? (fragmento), El Libertario #62.
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